Viernes santo, madrugada, renacimiento cofrade para una Sevilla que se viste de gala para vitorear y aclamar a sus dos Esperanzas, a cual más bella, Marinera morena, Macarena de amor; piropear y cantar a sus Angustias, seguirilla entre varales, bulería de San Román, y clavar la rodilla en tierra ante Jesús Nazareno a su paso hacia el Calvario, con un respetuoso y fervoroso, SILENCIO
I
Silencio, silencio
una de la madrugada,
la noche queda y callada
y el chirriar de un portalón
lo abre,
silencio, ya sale.
capirotes espigaos,
de color negro enlutao
cruzarán por la ciudad,
que espera,
Silencio, ya llega.
II
Sevilla, Silencio,
Detrás de a cruz de guía
va toda la cofradía
con esa forma de andar,
de siempre,
silenciosamente.
Llevan a orgullo la herencia,
de oración y penitencia
de respeto y de fervor,
de hermano,
Silencio, Cristiano.
Yo quiero ser costalero, señora, de tu palio de azahar y plata, de candelabros de cola, de bambalinas que danzan sobre los doce varales que rodean tu semblante. Yo quiero ser costalero, señora, y sentir en mis espaldas la belleza de tu rostro sin poder verte la cara, porque tu estaras arriba y yo abajo, en tu morada. yo quiero ser costalero, señora y ceñirme en negra faja y calzarme zapatillas que te llevarán a rastras como a Sevilla le gusta, Chicotá, silencio y basta. yo quiero ser costalero señora, y dejar trnquila mi alma y que mi sevillania experimente la hazaña de sentirme costalero de MARIA INMACULADA
III
Silencio, Silencio.
Entre cirio encendidos,
rodeada de gentio
camina la procesión,
que lleva
Silencio, su emblema.
Concepción, Virgen María,
con San Juan de compañía,
son ramitos de azahar,
tus flores
Silencio, no llores.
IV
Sevilla, Silencio.
Al alba por la mañana,
por las calles solitarias,
llevando una sobriedad
sencilla
Silencio, Sevilla.
Y en medio de este silencio
solo se escucha el lamento
de la voz de un cantaor,
que reza,
Silencio, promesa.
Estribillo
Ya viene Jesús,
llevando su cruz
que mira hacía el cielo,
Silencio, Silencio,
Jesús Nazareno
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