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* Evangelistas sevillanos - A. Burgos




Interesante artículo de A. Burgos que explica porqué el sevillano vive la Semana Santa con la alegría que lo hace, no le falta razón a D. Antonio.

" Mucha gente tiene en Sevilla una calle dedicada y no lo sabe. Es una calle trianera, calle antigua de alfares y corrales. Se llama Evangelista. No es por San Juan, como cree gente tan principal como don Santiago Montoto en "Las calles de Sevilla". Para mí que la calle Evangelista es un homenaje que la ciudad da a los sevillanos sin nombre que están escribiendo cada día el Evangelio abierto de su religiosidad popular. Joseph Preyré lo sentenció en aquel título redondo y glorioso de su libro sobre la Semana Santa: "La Pasión según Sevilla". Y es que, contra lo que digan la Santa Madre Iglesia y el Papa de Roma, los evangelistas no son cuatro, como se cree, sino cinco, a saber: San Marcos, San Lucas, San Mateo, San Juan y Sevilla.

Mientras que los Santos Evangelios están conclusos y redondos, como la Palabra que los inspiró, el Evangelio de Sevilla se escribe cada día. Era para coger papel e ir escribiendo en arameo el testimonio de la Verdad según Sevilla. Que mientras los cuatro Evangelios tienen un solo autor, este quinto y sevillano de que hablo lo tiene colectivos y anónimos. Un tabernero de la Alfalfa, viendo pasar la Madre de Dios de la Palma, te puede explicar los Misterios que ni San Juan con el dedo tieso. La mejor explicación del sentido sevillano de la Resurrección la escuché un Domingo de Ramos de un evangelista anónimo. Un forastero preguntaba por qué andamos de campanilleros con la Virgen, por qué la Pasión no tiene aquí ese sentido dramático de Castilla. Y respondió el evangelista, que era un representante de comercio:

--Pues le voy a decir a usted por qué... El sevillano ha visto muchas veces esta película, la película de la Pasión, desde que era chico. Y sabe que esta película acaba bien, que acaba con la Redención y con la Resurrección. Y si sabemos que acaba bien, ¿a qué ponernos tan tristes como en Castilla? Si sabemos que acaba bien, pues lo celebramos desde el comienzo. Mire usted, nuestra Resurrección son las palmas del Domingo de Ramos, porque nos sabemos el final de la película...

La madrugada del Viernes Santo, otro evangelista, Pepe el Pelao, me leyó otro trozo de sevillano evangelio. Íbamos por la calle Capuchinas camino del Señor, la Centuria tocando "Abelardo" detrás. Me decía Pepe que se había estado empapando la historia de la Pasión en unos libros que se había comprado. Estaba entusiasmado con su Pilatos. Y hablando de Pilatos como quien habla del vecino, me dijo Pepe, andando como íbamos, deteniéndose en esa paradita que hace el sevillano para afirmar las cosas importantes:

--¿Y sabes lo que te digo, Antonio? Que ese hombre no tuvo la culpa...

El Evangelio de Sevilla exculpa a "ese hombre", a Pilatos, que a punto estuvo de dejarnos sin Semana Santa, y culpa a Jerusalén. El otro día le daban un homenaje en su hermandad de San Esteban al pregonero de la Semana Santa. Y se levantó a hablar otro anónimo evangelista de Sevilla, El Pali, que fue y dijo:

--Si Jesucristo, que es el Gran Poder, llega a nacer en Sevilla, aquí no lo crucifican...

Pero otro día vendrá otro evangelista y añadirá que Jesucristo nació en Sevilla y que San José tenía la carpintería en Santa María la Blanca, que por eso la calle San José se llama como se llama. Ésta es la grandeza de Sevilla. Cualquier evangelista popular da lecciones de teología. Por eso para mí que esa calle Evangelista de Triana está dedicada a ellos, al Pelao, al Pali, a ese representante que me explicó mejor que nadie la Resurrección según Sevilla.



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