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* Calle del duende - Leyenda de Sevilla






En el siglo XIX, al terminar la ” Guerra de la Independencia ", aquella de la cual Goya nos dejó escenas memorables como "la carga de los mamelucos" o los "fusilamientos del dos de mayo", , al avanzar los ingleses y tropas españolas por Triana, expulsando a los franceses , se produjo un encuentro en un terreno comprendido entre el hospital de la Cruz Roja de Triana y la Cava, en lo que hoy es la calle Pagés del Corro, en unas huertas que en aquel entonces se llamaban ” El Matillo alto”.
De resultas de esos enfrentamientos armados, en uno de aquellos callejones de las huertas quedó muerto un oficial francés.
Pasado un tiempo, ya terminada la guerra, se comenzó a edificar aquella zona fomándose una calle.
Los primeros vecinos de la zona observaban que a determinadas horas salía un hombre, recorría la calle y volvía a entrar en la casa de dónde saliera, no volviendosele a ver durante el dia, lo que llevó a los vecinos a temer que por las noches salía  el espíritu de aquel oficial francés que murió en el último combate.
Los vecinos acudieron al convento de San Jacinto para pedir a los frailes que hicieran algo para que aquella ánima en pena abandonase el lugar. Pero los exorcismos, procesiones, etc, no sirvieron de nada pués los vecinos seguían encontrándo al “fantasma” muchas noches. Este fué el origen de que a esa calle se le llamase la calle del duende.

Años más tarde se deshizo el entuerto que nos ocupa. El oficial francés, aquella ánima en pena que vagaba por las calles trianeras era en realidad francés y militar, pero estaba bien vivo. Se le había dado por fallecido en el combate, pero parece ser que una caritativa joven de la zona lo alojó en su casa y le curó las heridas, conviviendo con el oficial varios años, manteniedolo oculto en su vivienda; dicen incluso que llegaron a tener varios hijos en común.

Conocida la historia y "resucitado" el francés este contrajo matrimonio con su cuidadora pudiendo entonces hacer viva normal, y entrando y saliendo de su domicilio tanto de día como de noche y dejando con ello de atemorizar a sus vecinos.
La calle siguió llamándose así hasta 1890, ahora se llama Ruiseñor, y es la primera que encontramos a la izquierda pasando Pagés del Corro

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