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Hospital de los Venerables Sacerdotes - Sevilla








El hospital de los Venerables sacerdotes, conocido en Sevilla como "los venerables", es un edificio del S. XVII, barroco, levantado para servir de asilo a los sacerdotes de la diócesis que sin casa o alojamiento habían llegado al final de su vida sacerdotal. En nuestros días aloja la Fundación FOCUS ( Fondo de Cultura de Sevilla ), fundación auspisciada por el propietario de la firma de ingeniería Abengoa, Javier Benjumea Puigcerver, y donde se creó el "Centro Velazquez". 

Esta situado en una recoleta plazoleta en el Barrio de Santa Cruz, y debe su erección al empeño del canónigo Justino de Neve que, ayudado por la Hermandad del Silencio, y contando con grandes artistas del barroco sevillano, logro construir uno de los monumentos más atractivos y desconocidos de la ciudad.

En principio, sobre el año 1627, la Hermandad del Silencio de Sevilla, decidió ayudar  los sacerdotes mayores, pobres e impedidos, y para ese fin alquiló una casa para darles cobijo y asistencia. En 1673 la Hermandad decide levantar un hospital para seguir cumpliendo con su obra social, 

Es ese el momento en el que recibe la ayuda del Canónigo Justino de Neve y Chaves ( Nacido en Sevilla en 1625, con abuelo comerciante de Amberes casado con una sevillana. Fue canónigo de la Catedral de Sevilla desde los 33 años, amante del arte, mecenas y coleccionista, llego a tener unos 160 lienzos, 18 de Murillo, que a su muerte fueron vendidos y comprados muchos de ellos por el comerciante Nicolás de Ormazur. Fue amigo de Leonardo de Figueroa, Murillo, Valdés Leal, Mañara, y financió la construcción del Hospital de los Venerables y de la reconstrucción de la sevillana Iglesia de Santa Maria la Blanca )

En 1675 comenzó la preparación de las obras, en el solar designado para su construcción, donde estaba el corral de Doña Elvira cedido por el duque de Veragua y conde de Gelves, Pedro Manuel Colón de Portugal, Los hermanos Luis Corbert, canónigo de la Catedral, y Pedro Corbert, almirante general de la Armada del mar Océano, contribuyeron económicamente y la hermandad, presidida por el arzobispo Ambrosio Ignacio Spínola, compró dos terrenos más en la calle Jamerdana, comenzándose las obras en el día de San Hermenegildo de 1676.

El primer arquitecto fue Juan Domínguez, maestro mayor de la Catedral, del Arzobispado y de los hospitales sujetos a Ordinario, pero es a partir de 1685 cuando se hace cargo de las obras el arquitecto Leonardo de Figueroa que dirigió las obras a partir del 12 de mayo de 1687 y no realizaría modificaciones en la planta del edificio ( Arquitecto levantino nacido en 1654 y criado en Sevilla al cual debemos, entre otras joyas, La Iglesia de San Jorge y el Hospital de la Santa Caridad; El Hospital de los Venerables Sacerdotes; reconstrucción de la Iglesia de la Magdalena y capilla de Montserrat; parte del Palacio de San Telmo; remodelación del Museo de Bellas Artes, Iglesia de San Luis de los Franceses, fachada de la Iglesia del Divino Salvador, Capilla de la Virgen del buen Suceso...) 

En 1697 se dan por concluidas las obras del hospital y el 14 de septiembre de 1698, el edificio recibe la bendición del arzobispo Jaime de Palafox y Cardona

El hospital ejerció su función hasta siglo XIX, con la invasión francesa y la posterior desamortización de 1820, el hospital pasó a ser una fábrica de tejidos en 1840 y los sacerdotes realojados en el Hospital de la Santa Caridad. La Hermandad protestó y una Real Orden de 1847 devolvió la gestión del edificio a la Hermandad. Ya en el siglo XX el hospital cayó en el abandono. Durante los  60 acogió el Museo de las Cofradías que fue cerrado una década después. Dada la grave situación que parecía el edificio, en 1987 se firmó  un acuerdo por el que la Fundación Focus-Abengoa restauraría el edificio, a cambio de una cesión por 50 años para colocar en este lugar su sede principal.

Desde la entrada de la plaza de los Venerables se llega en el apeadero,  modesto y donde destaca la labra de las cuatro columnas de orden toscano que ejecutó Francisco Rodríguez. Junto a este, alrededor de un pequeño patio, estaban las dependencias del conserje.

El patio principal, construido a modo de claustro monacal, al que se accede por un tramo de escaleras, presenta galerías, abierta en su parte baja, y cerrada en la superior, donde se intercalan balcones sobre los ejes de los arcos inferiores. El patio tiene como curiosidad que la parte central, a cielo abierto está colocada a nivel inferior al del claustro, y se acceso a el por cuatro escaleras. En el centro del patio se colocó una fuente, diseño de Bernardo Simón de Pineda con escalinata concéntrica, forma esta que daba alivio a la falta de agua que sufría el hospital. En nuestros días esta zona mantiene su construcción original

Alrededor del patio hay galerías de arcadas asentadas sobre columnas de mármol toscano con base ática, de modelo vignolesco. Al lado oriental del patio estaba la enfermería baja, salón rectangular con arquería central decorada de yesería con símbolos con la advocación del Hospital de San Pedro, hoy se utiliza como Sala de Exposiciones

En la planta alta hay otra sala de idénticas características y conocida como enfermería alta, que se usaba para cobijarse en épocas de frío. Estaba comunicada con el coro de la iglesia. En el ángulo sudeste se encuentra la torre mirador cubierta con armadura de estilo mudéjar. El antiguo refectorio y la Sala de Cabildos de invierno, en el piso superior, han sido acondicionados para ser  biblioteca y Gabinete de Estampas

Los dos pisos del edifico se conectan por una escalera de honor, barroca y de dos cuerpos que está cubierta por bóveda elíptica gallonada con ocho dobles nervios. Diseñada por Figueroa, la profusa decoración con yeserías recuerda al Templo de Santa Maria la Blanca.

La capilla se consagró a San Fernando, algo previsible pues Justino de neve fue un gran defensor de la santificación del Fernando III, rey que conquistó Sevilla en 1248.

La iglesia consta de una nave, siguiendo el modelo conventual que prevaleció durante el gótico en la ciudad, está cubierta con bóveda de medio cañón con lunetos y arcos fajones. el crucero se cubre con una media naranja, cubierta por un tejado a cuatro aguas con buhardillas.  La dificultosa iconografía diseñada por Neve quiso seguir las directrices de Trento y la Contrarreforma, potenciando la idea de sacrificio y sacerdocio. La Caridad y la Misericordia serían reconocidas como virtudes del buen cristiano. Los venerables sacerdotes, como método para reforzar la condición eclesiástica, serían identificados con los ángeles como mediadores entre Dios y el hombre: por ello se llenan las paredes de figuras angélicas.

Todos los paramentos verticales, así solo la bóveda está pintada con frescos de Valdés Leal y su hijo Lucas Valdes. Todo el programa pictórico gira en torno a la idea de ensalzar la dignidad del clero y de la Iglesia, representada por el Pontífice. En los apramentos verticales, en su zona superior, los frescos pintados lo hacen a modo de tapices y reflejan escenas que dan prestigio a la Iglesia y sus sacerdotes.

La fachada de la capilla, desgraciadamente colocada en una estrecha calle que impide su perspectiva, consta de dos cuerpos: un pórtico triple inferior que recoge el coro interiormente, y uno superior, rico en molduras y hojarascas, donde se plasmó la influencia de retablistas, decoradores y yeseros. San Fernando se ubica en la hornacina principal entre columnas. Destaca el arquitrabe trapezoidal y la moldura recta del borde de la hornacina.

En el retablo mayor es de 1889, no es el original que se colocó en su día, por lo que no se correponde con el estilo artístico del resto de la capilla y fue realizado por Vicente Ruiz. Tiene dos cuerpos: uno principal almohadillado con dos grandes columnas corintias, y un ático curvo, posible copia del colocado en la Iglesia de la Anunciación de Sevilla. En el atico figura un lienzo de Lucas Valdés, "Apoteosis de San Fernando" alegoría donde el rey aparece acompañado de ángeles y matronas, identificadas como Sevilla liberada, la Paz y la Religión cristiana; flanqueado por "San Clemente" y "San Isidoro", obra de Virgilio Mattoni. En el cuerpo inferior hay un lienzo, también de Lucas Valdés que representa "La útima Cena". Las dos figuras laterales de San Juan Bautista y San Juan Evangelista se atribuyen a Martínez Montañés y escoltan a una Virgen de Belén anónima del S. XVI

El presbiterio dispone de dos puertas laterales ricamente elaboradas y sobre las cuales hay dos lienzos, obras de Valdés Leal y su hijo Lucas Valdés, "San Fernando entregando la mezquita al Arzobispo" y "San Fernando ante la Virgen de la Antigua". Las urnas relicarios que están sobre las puertas y los cobres son de procedencia flamenca

El púlpito combina maderas nobles y mármoles de diferentes colores, lo realizó Francisco de Barahona a principios del S. XVII. En cada uno de los tres lados visibles dispone de una inscripción: Audite (Oíd),  Intelligite (Entended) y Custodite (Guardad)

A los pies de la iglesia, junto a la puerta de entrada y bajo el coro hay dos figuras a tamaño natural pintaras en grisalla y que simulan esculturas de piedra, En el lado del Evangelio figura "la Alegoria de la Iglesia o La Religión Católica", una mujer con cabeza velada, capa pluvial que mira al cielo mientras la paloma del Espíritu Santo se sitúa sobre su cabeza. Lleva en la mano la llave que es símbolo de la autoridad de la Iglesiay la vara sacerdotal, flanqueada por angelitos con las Tablas de la Ley y Rosas. La del lado de la Epístola es una figura masculina que se identifica con Aarón y que representa a la Antigua Ley, se yustapone a la nueva Ley representada por al Iglesia en la figura anterior.

Delante de estas imágenes hay dos esculturas sedentes de San Pedro y San Fernando, el primero advocación del hospital y el segundo advocación de la iglesia. Están realizadas por Pedro Roldan en 1698 y policromadas por Lucas Valdés






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