El pasado 4 de marzo fueron entregadas en Sevilla tres tallas salidas de las gubias del imaginero Rafael Martín Hernández que habían sido contratadas por la Hermandad de las Tres Potencias de Guatemala
Las imágenes en cuestión eran Cristo de la Flagelación, Cristo de la Oración en el Huerto y Cristo del Prendimiento.
Para Explicar las imágenes nada mejor que tomar las palabras del propio autor, que expone en primera persona el proceso de estudio y tallado de las sagradas imágenes
Para poder ver el resto de su obra pulsa en OBRAS DE RAFAEL MARTIN HERNANDEZ
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" La primera fase de investigación y estudio, propició que en primer lugar, la imagen del Cristo de la Oración en el Huerto se basara en modelos
helenísticos y barrocos. La imagen, que eleva la mirada el cielo con
gesto de honda tristeza y desconsuelo, se inspira en el phatos de
Escopas, escultor griego del Siglo IV a.C. cuya fórmula para expresar el
dolor en el rostro influyó posteriormente en el famoso Laocoonte del
Vaticano. En el caso del Cristo, tal y como se describe este misterio en
los evangelios, el miedo y el estrés se apodaron de Jesús, salpicándose
su rostro por gotas de sangre producto de la Hematidrosis y
ensortijándose los cabellos por la humedad del sudor. En cuanto a su
mirada hacia las alturas, ésta dirige al fiel a un contacto directo con
lo trascendente, a través de la fe de quien aceptó la voluntad del
Padre, mediante un lenguaje puramente metafísico y espiritual. Además, a
través de sus vidriosos ojos se desprende una lágrima que resbala por
sus mejillas en alusión a la tercera vez que Cristo llora en los
evangelios, tal y como es descrita la escena del Getsemaní en (Hebreos
5, 7-9). Respecto a la gestualidad de sus manos, lleva la izquierda al
corazón como signo de aceptación del trance por amor, mientras la
derecha se extiende hacia abajo, mostrando la palma como gesto de
entrega.
Por su parte, la imagen de Jesús del Prendimiento bebe
de los modelos europeos de los siglos XIX y XX, en una moderna revisión
de los prototipos barrocos. En este caso, toda la tensión expresiva
presente en la imagen de Jesús de la Oración se ha transformado en
calmada resignación y mansedumbre no exenta de sutil aflicción. Se
presenta al Redentor con la mirada baja y desviada hacia su derecha, con
el fin de invitar a la introspección como medio de comunión con Dios a
través del pensamiento y la reflexión. Respecto a la gestualidad de sus
manos, éstas se encuentran maniatadas con cierta crispación, como
contrapunto a la expresión contenida del rostro, revelándose así el
dolor físico y psicológico que preconiza el juicio del Sanedrín.
Por último, la imagen de Jesús de la Flagelación conjuga códigos
expresivos de diferentes escuelas y periodos para recrear una imagen de
gran fuerza y tensión, que se retuerce helicoidalmente para mostrarnos
desde todos los ángulos y perspectivas el tremendo padecimiento de ese
momento. Su cuerpo, salpicado por varazos, hematomas producidos por
golpes y sanguinolentas heridas de flagrum, muestra sin reparos las
huellas de la “maldad del hombre”, que por más crudas y salvajes que
puedan ser, son incapaces de desfigurar el rostro del Señor que nos mira
con amoroso perdón. Con esta exaltación del dramatismo y un lenguaje
netamente emocional, se pretende conmover al fiel promoviendo la
empatía, la compasión y el contacto con los sentimientos. "
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