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Iglesia del Sagrado Corazón y Capilla de Los Luises. (I)


 


La Iglesia del Sagrado Corazón, y la capilla anexa de Los Luises, son una edificación que se localizan entre las calle Jesús del Gran Poder y la calle Trajano de Sevilla.

En un principio esta parcela ocupaba el antiguo convento de San Francisco de Paula, de la orden de los Mínimos, destinado a Colegio para las coristas. Se edificó a principios del siglo XVII gracias al apoyo de la esposa del Presidente de la Casa de Contratación, doña Ana María de Leiva, pues en su día el Cardenal Rodrigo de Castro se negó a su edificación. Era un cenobio con entrada principal de la Alameda de Hércules, y entradas también en la calle de las Palmas ( hoy Jesús del Gran Poder) y calle Puerco (hoy calle Trajano).

La entrada de los Hermanos Mínimos de San Francisco de Paula en España data de 1493, fueron los Reyes Católicos quienes, para celebrar la victoria sobre los musulmanes en Málaga, parece ser adelantada por San Francisco de Paula, promueven la fundación del primer convento de la Orden, entregándoles la ermita malagueña de la Victoria. A Sevilla llegaron en 1512, cuando el corrector provincial y diez frailes profesos, llegados del convento de Écija, obtienen licencia del arzobispo fray Diego Deza para asentarse en la ciudad. Se instalaron en la céntrica collación de San Miguel junto a la parroquia de este nombre, derribada luego durante la llamada Revolución Gloriosa.

En 1810, durante la invasión francesa el edificio fue saqueado, reabriendo en 1814. entre los años 1820 y 1823, llamado trienio liberal o constitucional, alberga a frailes provenientes de otros conventos, teniendo posteriormente usos militares, o casa de vecinos, después de exclaustrar a los frailes.

Tras la Gloriosa, revolución que derrocó a Isabel II, y dio paso del sextenio democrático, entre 1868 y 1874, el edificio fue adquirido por la Sociedad Bíblica de Londres, siendo entonces usada como templo evangélico. Fue una dama sevillana, doña Dolores Armero y Benjumea, la que adquirió en 1887 el templo, cediéndolo a la Compañía de Jesús, que lo consagra en honor del Sagrado Corazón.

Este edificio recepcionó en su interior imágenes y reliquias que provenían de otros templos Jesuitas en Sevilla, la primera Casa Profesa sita en la Iglesia de la Anunciación, o el templo de San Hermenegildo en la plaza de la Gavidia.

Alrededor de 1625 se hubieron de adquirir solares anexos para poder edificar la capilla mayor de la iglesia, diseñada por fray Juan de Saavedra, y que se realizó a partir de 1647. A principios del siglo XX se edificó una capilla, la llamada Capilla de los Luises, anexa a la Iglesia, que acogería la Congregación de María inmaculada y San Luis Gonzaga.

En estos edificios han estado radicados la Escuela Apostolado de Oración y Formación, la Fundación Loyola y la Fundación SAFA (Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia); aquí se fundó el antecedente de la Cadena de Radio Cope; fue sede también de las Hermandades de la Carretería y La Sagrada Lanzada en los siglos XVIII y XIX , y vio la luz la Hermandad de Los Javieres de clara fundación Jesuítica.

La fachada principal de la Iglesia, sita en la calle Jesús del Gran Poder es la primitiva del convento de los mínimos, data del siglo XVII. Consta de un vano adintelado con pilastras a los lados sobre las que se establece un entablamiento con el emblema IHS en el centro. Sobre estos una cornisa que sostiene un frontón curvo y partido en cuyo centro hay un azulejo de grandes dimensiones que muestra a San Francisco de Paula, fundador de los Mínimos, penitente en el desierto acompañado de querubines. Junto a este, otros azulejos representando a San Isidoro y San Leandro. bajo estos San Cristóbal ySan Jerónimo en el desierto. Presenta una torre campanario anexa donde se muestran un azulejo de la Virgen con el Niño, franqueado por otros dos azulejos de San Juan bautista y San José.



Muestra la fachada otros azulejos, dedicados al Sagrado Corazón de Jesús, y al Venerable Francisco Tarín, conocido como el Padre Tarín, declarado venerable por Juan Pablo II en 1987, enterrado en esta iglesia, y que con Marcelo Spínola y Madre Angelita conforma el trío de religiosos más importantes para la Sevilla de finales del siglo XIX y principios del XX.



 

El interior de la iglesia muestra una disposición de tres naves con yeserías, la central cubierta con un artesonado de madera realizado en el siglo XVI, de mayor altura y anchura que las laterales, separadas por arcos de medio punto sobre pilastras; presbiterio con bóveda de cañón con casetones octogonales; crucero con bóveda de media naranja y mocárabe en el centro del que pende una lámpara.


 

Las yeserías de los muros rodean y enmarcan una colección copias de lienzos barrocos realizados por Urbina, clérigo Jesuita, con imágenes del Evangelio, La Anunciación (Van Dyck), La Natividad, Jesús Perdido en el Templo, colocados en el muro de la epístola, mientras en el muro del Evangelio vemos La Muerte de la Virgen, La Piedad (Van Dyck) y Jesús Camino del Calvario (Rafael Sanzio)

En crucero y presbiterio figuran pinturas que se relacionan con la Compañía de Jesús, La Inmaculada; la Adoración de los Jesuitas al Crucificado; y la Virgen protegiendo a los Jesuitas en el crucero; en el presbiterio San Ignacio de Loyola con Jesús y la Virgen; y La Apoteosis de la Compañía de Jesús. Asimismo figuran los cuatro evangelistas en las pechinas que sostienen la bóveda.



 

El retablo del altar mayor es de mármoles rojo y negro, de estilo neoclásico, realizado en el siglo XIX por José Frapilli Pelli, de origen suizo. Está conformado por banco, dos cuerpos de tres calles cada uno, el primer cuerpo separadas por pilastras y el segundo por columnas estriadas, y ático. Lo preside una talla del Sagrado Corazón de 1900 y obra de Victoriano Salmón. Esta flanqueado por dos imágenes del siglo XVII de San José y de la Virgen de la Victoria con el niño, obra de Benito Hita del Castillo. El ático lo preside San Ignacio de Loyola, fundador de la orden,con el libro de sus ejercicios espirituales escritos en la cueva de Manresa, con dos relieves a los lados del Calvario de la Natividad.


 

Anteriormente en el altar mayor podían verse doce lienzos obras de Juan de Valdés Leal sobre la vida de San Francisco de Paula, de finales del siglo XVII. Hoy estos lienzos están en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.



 

Recorriendo el muro del Evangelio ( a la derecha según miramos desde el presbiterio hacia los pies de la nave ) observamos los siguientes retablos y altares.

En el crucero retablo neogótico de la Virgen Gran Madre, acompañada por el Niño en sus brazos, con la "curiosidad" de que los cuernos de la luna que la Virgen tiene a sus pies, están orientados hacia abajo, fue tallada en el siglo XVIII por el insigne escultor Pedro Duque Cornejo, concretamente en 1721, nieto de Pedro Roldán y sobrino de la Roldana. Es esta una devoción habitual de la Orden Jesuita, y en origen estuvo expuesta en veneración en el Colegio de San Hermenegildo, en la Plaza del Duque, primera sede del Parlamento andaluz, hoy trasladado al hospital de las Cinco Llagas. En el ático figura un Ecce Homo y San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen, a los lados de la imagen


A ambos lados del retablo, sobre dos ménsulas, vemos dos figuras de bulto en terracota esculpidas por Juan Martínez Montañés, son bocetos previos a las tallas de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier que podemos observar en la Iglesia de la Anunciación.

La siguiente joya que podemos admirar es el retablo de la Virgen Milagrosa, esta tallado en plata por el orfebre Cayetano González. Su tamaño es de 3.5 metros de alto por 2 metros de ancho, sobre el sagrario una hornacina aloja a la imagen, y sobre ella una pequeña cúpula con una corona. Los elementos del retablo recuerdan los pasos de semana santa realizados por su autor, El de Nuestro Padre Jesús de la Pasión o el de María Santísima de la Concepción de la Hermandad del Silencio.


 

Esta imagen tiene una curiosa historia, en los principios del siglo XX los Jesuitas la colocaron en un centro de acogida, "Centro del niño Jesús de Praga", donde gozó de una gran devoción, se comentaba que la imagen abría y cerraba los ojos. Debido a esta devoción popular se encargó a Aníbal González la realización de una basílica que acogiese a esta imagen, eligiendo como lugar para ello una finca anexa al actual colegio Portaceli, junto al Palacio de la Buhaira, que la orden tenía en propiedad. De esta faraonica obra solo se realizaron los cimientos y el arranque de las columnas, que hoy se pueden ver. El diseño de González hubiese convertido el templo en un lugar de peregrinación, mostrando una basílica de corte gótico con dos torres de 78 metros de altura, una plaza de 120 metros de diámetro y unas naves de 45 metros de altura. Alrededor de la basílica, habría una gran plaza donde iba a situarse el colegio (el actual Portaceli), un internado, la residencia de los jesuitas y un salón de conferencias. En el centro, se erigiría un obelisco como el de la Plaza de San Pedro del Vaticano.

A continuación el retablo neoclásico, del siglo XX, que aloja la imagen de San Francisco de Paula, anterior titular del templo. A sus lados dos medallones con la imagen de San Andrés Bobola y San Pedro Claver, ambos santos jesuitas,


 

Retablo barroco de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, imagen del siglo XX de Enrique Pérez Comendador, a quien también debemos, por ejemplo, el monumento a la Infanta Luisa Fernanda de Borbón en el Parque que lleva su nombre; y que esta acompañada a ambos lados por otros dos santos de la orden, San Estanislao de Koska, príncipe polaco fallecido en plena adolescencia, y San Luis Gonzaga, Marques de Castiglione también fallecido joven. En el ático vemos un lienzo de la Virgen apareciéndose a un santo Jesuita.


 

Al final de la nave admiramos la capilla de las ánimas. Dispone de una cubierta plana con pinturas al fresco de ángeles, retablo de las Ánimas benditas del purgatorio con dos pinturas del Sagrado Corazón de Jesús y La Virgen María; el ático lo ocupa la Virgen con el Niño.

En esta capilla se encuentra el sepulcro del Venerable Padre Tarín, predicador jesuita nacido en el Levante y que desarrolló una amplia labor pastoral, recorriendo unos 200.000 km a lo largo y ancho de la Península predicando el evangelio. Radicó en Sevilla, donde las collaciones de de San Roque o San Benito fueron el centro de su labor asistencial en nuestra ciudad. Fallecido en de 1910 en loor de santidad, es declarado Venerable en 1987 por Juan Pablo II. En la capilla siempre hay flores, libro de notas y plegarias de los numerosos devotos que acuden especialmente todos los viernes del año.


 


 

A ambos lados del sepulcro dos hornacinas muestran objetos y reliquias del Venerable. También podemos ver un lienzo del Padre y un busto del mismo en bronce.

En el muro de la Epístola podemos observar

En primer lugar vemos un pequeño altar donde se encuentra una imagen del Niño Jesús Pastorcillo, el altar es obra de Joaquín Bilbao, hermano de Gonzalo, conocido pintor de inicios de siglo.

A continuación, aún en el transepto, vemos el altar neoclásico de San Alonso Rodríguez. Este retablo es igual que el que se encuentra en el otro brazo del crucero con la imagen de la Virgen Gran Madre. Aquí la imagen corresponde a San Felipe Neri, tallada en el siglo XVI y procedente del Oratorio que hoy esta convertido en la Iglesia de San Alberto de Sicilia. Le escoltan las imágenes de San Rafael y San Miguel, y en el ático una dolorosa; estas imágenes son del siglo XVIII


 

Junto a él un cuadro con la Virgen del Perpetuo Socorro con gran parecido a los iconos ortodoxos. La imagen original de la cual se realiza esta copia se pintó en los siglos X-XI y se encuentra en la Iglesia de San Alberto de Roma

Retablo de Santa María la Mayor, de estilo neoclásico, en el cual se aloja un cuadro de esta Virgen pintado en el siglo XVII, es un copia del cuadro que pintó San Lucas y que se encuentra en Roma, en la Basílica de Santa María al Mayor. En unas vitrinas están la cruz y reliquias de San Francisco de Borja,

Le sigue el retablo neogótico de San Francisco de Borja, imagen del siglo XVIII y que muestra la habitual iconografía del santo, en la mano izquierda sostiene la calavera de Isabel de Portugal y en la derecha un crucifijo.


 

La explicación de esta peculiar iconografía hay que buscarla en la propia vida del santo. Francisco de Borja era noble, hombre de confianza del emperador Carlos I, fue comisionado por el rey para trasladar los restos mortales de la reina Isabel de Portugal desde Toledo hasta Granada donde tomaría sepultura. Francisco admiraba la belleza de la reina y al abrir el féretro para verificar que los restos correspondían a la reina, viendo su cuerpo en descomposición, quedó tan impresionado que  prometió "no servir nunca más a nadie que pudiese morir", abandonando la corte y trasladándose a sus propiedades en el Levante. Mas adelante, ya viudo, solicitó el ingreso en la Orden y llegó a ser elegido Prepósito general de la misma. La orden entendió que el momento de la conversión del noble a la vida espiritual fue la visión del cadáver de la reina, por lo que marcó el modelo iconográfico del santo con la calavera; hay que recordar que la mayoría del pueblo era inculto, no sabía leer ni escribir, y de esta forma se enseñaban al pueblo las virtudes de los santos y se les hacia fácilmente reconocibles, se hacía catequesis visual.

Altar del Cristo de los Milagros, con Jesucristo Crucificado, una pintura que reproduce la pintada en Lima en una pared de adobe por un esclavo de Angola, situada en el santuario de Las Nazarenas de Lima (Perú). Es la principal celebración católica en el Perú y una de las procesiones más grandes del mundo.


 

Retablo neoclásico de Santa Teresa de Jesús, obra de Castillo Lastrucci siglo XX, y altar de Santa Teresita de Lisieux.

 

 

 

 


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