Esta Capilla, joya arquitectónica del arte neogótico, fue diseñada por el arquitecto Aníbal Gonzalez a principios del XX, realizándose para la Congregación Mariana de San Luis Gonzaga, conocida como "Los Luises". En 1917 el Padre Carlos Gálvez encargó el templo al arquitecto, así como una capilla anexa a la Iglesia del Corazón de Jesús, la cual vimos en el articulo anterior.
La fachada en la calle Trajano, que no deja indiferente en su observación, está realizado en estilo neogótico italiano , realizada en ladrillo, el cual está tallado en los ornamentos. Consta de dos plantas, añadiendo una más el torreón. La portada es un gran trabajo de talla, y está coronada por arcos polilobulados entrecruzdos entre si; la ventanas poseen tambien este adorno, y asimismo unas cenefas con motivos vegetales y figuras humanas recorren a modo de friso toda la fachada. La imagen de San Ignacio, realizada por José Laffita corona la fachada en una composicion decorativo con motivos ojivales.
La torre mirador eleva una planta más la altura del edificio, es una torre abierta a los 4 lados con cresterá en su parte superior. La parte superior de la fachada acaba en unos pináculos neogóticos. también para este edificio el arquitecto diseño unas rejas de hierro fundido que podemos ver.
El interior de la capilla asombra al tener el aspecto de una iglesia gótica, en la que predomina el ladrillo visto y la decoración con cerámica. Posee cubierta nervada cuyas interesantes nervaduras arrancan de un friso labrado con diferentes temas en cada lienzo de muro. La luz entra en la estancia a través de tres ventanales con vidrieras que muestran temas relativos a la orden.
Posee zocalo de azulejos realizados en la fábrica de Julio Laffite, siendo el autor del dibujo Gustavo Bacarisas. A ambos lados del presbiterio encontramos la Anunciación de la Virgen y la Natividad del Señor, mostrando las catorce escenas del Via Crucis a los largo de los muros de la capilla.
Anibal González diseñó el púlpito de hierro forjado y dorado, mientras el retablo es de madera de caoba tallada, apareciendo escenas de la vida de distintos santos de la Compañía de Jesús, su autor fue Adolfo Lòpez. También suya es la copia de la Inmaculada Concepción de Martínez Montañés, la Cieguecita, que se conserva en la Catedral de Sevilla que preside el retablo.
El Ángel .- Se asocia a San Mateo, debido a que su evangelio muestra en su inicio la genealogía de Cristo, el hijo del hombre.
El León - representando a San Marcos, al inicio de su evangelio habla de un rugido, de la Voz qua clama en el desierto, que no es otro de San Juan Bautista, al cual se le asocia por analogía con el león.
El Toro - representa a San Lucas pues su evangelio narra el sacrificio de Zacarías, padre de San juan Bautista, a Dios, usando al toro o buey para representar que todos los cristianos deben estar preparados para sacrificarse ante Dios.
El Águila - símbolo de San Juan, el pájaro solar, imagen del fuego, de la altitud, de la profundidad y de la luz; es el «ojo que todo lo ve», capaz de elevarse por encima de las nubes. Es el símbolo de la ascensión espiritual, que la mantiene elevada en las alturas. El Evangelio de Juan, se eleva sobre los demás. El de Juan es el único evangelio no sinóptico.
También hay figuras deformes, demoniacas, figuras cariturizadas que podrían hacer alusión a los pecados capitales, lujuria, ira, soberbia, envidia, avaricia, pereza y gula
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