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Iglesia del Buen Suceso - Sevilla


 


En 1568 Bernardino de Obregón ( fue tutelado tras la muerte de sus padres y de su tio por Fernando Niño de Guevara, Obispo de Siguenza y posteriormente Cardenal Arzobispo de Sevilla entre 1601 y 1609) fundó la Mínima Congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres, conocidos como los Obregones, cuya finalidad era la asistencia de enfermos en los hospitales. El hábito de la orden era de color gris con una cruz morada en el lado izquierdo. A mediados del siglo XIX, con motivos de las desamortizaciones la orden quedo disuelta.

La orden esta vinculada a la advocación del Buen Suceso, advocación que surge de forma fortuita, en 1606 dos hermanos de la orden tuvieron que viajar a Italia, concretamente a Roma, para pedir al Sumo Pontífice que autorizara el habito y distintivo de la orden. Durante el viaje, en la Sierra de Traiguera, en Castellón, hubieron de esconderse en unas peñas por causa de una tormenta, encontrando entonces la imagen de una Virgen. Llegados a Roma contaron a Paulo V las vicisitudes del viaje, respondiendo el Papa, "Buen Suceso habéis tenido en el viaje, téngalo también vuestra solicitud", colocando la cruz que llevaba al cuello a la imagen mariana.


De regreso a Madrid, donde la orden gestionaba el hospital General de Madrid, se colocó a la Virgen en la capilla del hospital, creándose a su alrededor una Hermandad.

Pasados los años, en 1634 el superior de la orden envió a un hermano lego (miembro de una orden religiosa masculina de la Iglesia católica, particularmente de órdenes monásticas que no ha sido ordenado) a Sevilla para montar un hospital en la ciudad. El cabildo aprobó la solicitud un año después, eso si, se puso la condición que no se autorizaba la petición de limosnas para sufragar la edificación.


Por esas fechas se fundó en Sevilla una Cofradía que tenia como advocación a Nuestra Señora del Buen Suceso en la calle Ortiz de Zuñiga, El cardenal arzobispo Gaspar de Borja y Velasco autorizó la fundación del convento de la congregación y que esta se uniese a la cofradía,

Para levantar el hospital la orden compro unas casa en la zona de la plazuela del mesón de la castaña, La primera construcción sufrió desperfectos y se hubo de reedificar de nuevo la capilla, en la que intervinieron alguno de los mejores artistas del momento, inaugurándose en 1730 en la festividad de la titular.

En 1835 se desamortizó el hospital, el cual pasó a manos de un particular que lo convirtió en casa de vecinos, manteniéndose la capilla. Mas adelante parte de la finca se uso para ampliaciones de las calles adyacentes.


El ejercito francés uso el edificio como hospital militar. En 1868, periodo de revolución llamada "La Gloriosa" el templo se usó para fines militares. Durante un tiempo se instalaron allí un grupo de monjas mercedarias que habían sido expulsadas del convento de la Asunción. A finales de siglo el Cardenal Sanz y Flores cedió el templo a los carmelitas, los cuales habían perdido el convento de la calle Baños, hoy conservatorio, y antes cuartel militar. aunque el documento de cesión lo firmó su sucesor, el Cardenal Marcelo Spinola en 1896.

Los carmelitas aprovecharon el traslado para incorporar al patrimonio del templo algunas de las obras de arte que custodiaban en otros lugares, algunas de ellas de gran valor artístico

La fachada del edificio, realizada por Leonardo de Figueroa, muestra ladrillos avitolados (modalidad en la colocación del ladrillo que casi elimina las juntas verticales entre ellos, mientras que marca la separación de las hiladas, apareciendo entre ellas una superficie ligeramente hundida). Posee tres hornacinas donde se encuentran imágenes de barro cocido realizadas en 2006 por Darío Fernández, de la Virgen del Carmen, y sobre ella el anagrama de María, y a los lados San José con el Niño y el profeta Elías. Sobre ellos varios óculos dan luz al interior del templo


El interior asombra, una capilla pequeña, unos 250 metros cuadrados solamente, donde el barroco y su idea de "horror vacui" se apodera del espacio. muros, bóvedas, techos, cualquier espacio susceptible de ser utilizado para ello esta lleno de frescos, cuadros o altares.

Es una capilla rectangular con falso crucero, teniendo el primer tramo de la nave central como cubierta una bóveda de media naranja sobre pechinas, sin linterna y dividida en ocho gajos. Toda la cúpula muestra la Apoteosis del Carmelo. En los gajos podemos ver a María Magdalena de Pazzi, San Avertano, Beata Juana de Tolosa, San Simón Stoc, Santa Teresa margarita Redi, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús y San Alberto de Jerusalén. Las pechinas muestran a San Telesforo, San Cirilo de Alejandría, San Andrés Corsini y San Pedro Tomás.


La cubierta se sostiene por 24 columnas, ordenadas en seis grupos de cuatro, de mármol rojo de Morón de la Frontera, realizadas por Pedro Roldán y su hijo

El retablo mayor, obra de José Fernando de Medinilla en 1731, es una rara avis dentro del arte sevillano, consta de una sola calle con dos cuerpos y ático. Presidia la Virgen del Buen Suceso que fue sustituida por la Virgen del Carmen, originaria de Duque Cornejo del siglo XVII, pero esta fue quemada en 1931, por lo que la imagen que hoy vemos es de Rafael Barbero de 1947. En el segundo cuerpo una imagen de San Elías, y sobre el, en el ático, un lienzo representando a San José.


El retablo esta rodeado de un arcosolio de de madera labrada y dorada sobre el cual figuran 33 lienzos realizados por Domingo Martínez que representan la genealogía de Jesús según el Evangelio de San Mateo, encontrándose las siguientes imagenes; Abraham, Isaac, Jacob, Judá, Farés, Esrom, Jesé, Aram, Aminadab, Naasón, Salmón, Booz, Obed, David, Salomón, Abiá, Roboam, Asaf, Josafat, Joram, Joatán, Acaz, Ezequías, Manasés, Amón, Josías, Jeconías, Salatiel, Zorobabel, Abiud, Eliakim, Azor, Sadoc, Aquim, Eliud, Eleazar, Mattán, Jacob y San José. En el intradós superior además hay otros tres lienzos, “Aparición de la Virgen del Buen Suceso”, “Presentación de la Virgen al Papa por los hermanos obregones” y “Entronización de la Virgen del Buen Suceso en Madrid”.


En el lado del Evangelio podemos observar, partiendo del presbiterio, el retablo de San Alberto de Trapani, también llamado de Sicilia. Obra de José Fernando de Medinilla en madera dorada. La talla se atribuye a Alonso Cano de 1628, y el santo aparece en su iconografía habitual, una Cruz en una mano y un ramo de azucenas en la otra mano. El ático lo cubre un lienzo de “La Presentación de la Virgen” de Domingo Martinez.

El segundo, y ultimo retablo, ya indicamos las pequeñas dimensiones de la Iglesia, también es de Medinilla, y acoge un crucificado de 1945 realizado por Rafael barbero, que sustituye a otro crucificado realizado por Francisco Antonio Ruiz Gijón, autor de "El Cachorro", y que fue destruido en los lamentables sucesos de 1931.

En el muro de la Epístola, partiendo del presbiterio, el primer tretablo que encontramos es el dedicado a Santa Teresa de Jesús, gemelo del que tiene enfrente dedicado a San Alberto, pero este sin dorado, solo en madera tallada, obra también de Medinilla. Muestra una imagen de Santa Teresa de Jesús, vestida como doctora de la Iglesia y gubiada por Alonso Cano en 1629. En el ático escena de la “Coronación de la Virgen” de Domingo Martínez.


El segundo retablo contiene la escultura de Santa Ana con la Virgen Niña en la presentación en el templo. Las originales fueron obra de Juan Martínez Montañés, desaparecidas en 1931, se conserva la cabeza original de la Virgen y la imagen de Santa Ana, el resto se talló en el siglo XX.

Varias de las esculturas indicadas provienen de otros colegios o conventos carmelitas, siendo trasladadas a este templo a finales del siglo XIX, cuando se cedió la propiedad a la orden por parte de la autoridad eclesiástica.


En la cubierta y zonas altas de la nave central existe prolija iconografia relacionada con la orden carmelita. En el medallón central de la cubierta aparece "Elías arrabatado al cielo en un carro de fuego", y en la parte alta de los muros escenas de su vida, “Elías y los profetas de Baal”, “Elías en la gruta del monte Horeb”, “Elías y la nube del Monte Carmelo” y “Elías alimentado por un ángel”. En las pechinas de la bóveda aparece la genealogía de San Juan Bautista, San Joaquín, Santa Ana, Santa Isabel y San juan Bautista. Se considera al Bautista como la reencarnación del profeta Elías.


El profeta Elías aparece como el inspirador de la orden, pues inspirados por él, que había vivido en el siglo IX aC, un grupo de hombres, ermitaños y cruzados, fundaron en el siglo XII en el Monte Carmelo la orden de los carmelitas. La tradición carmelita sugiere que una comunidad de ermitaños judíos vivieron en el Monte Carmelo en los tiempos del profeta Elías, pero este detalle no esta confirmado.

En los muros, a la altura de los retablos figuran otras cuatro pinturas que representan a beatos y santas de la orden, beato Juan Soret, Santa Teresa de Lisieux, beato Nuño Álvarez de Pereira y Santa Teresa Margarita Redi.



Todas la pinturas sobre muro son obra de Antonio Rodríguez Gutierrez, realizadas entre los años 1920-1935


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