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Iglesia San Ildefonso - Sevilla


 


La Iglesia de San Ildefonso de Sevilla, sita en la plaza del mismo nombre, es un templo católico construido entre los años 1794 y 1841, las trazas corresponden a Julián Barnecilla, mientras su arquitecto fue Juan Echamorro. Está dedicada a Ildefonso de Toledo (Toledo, 607 – 667, hijo de padres Visigodos y sobrino de San Eugenio III. Fue obispo de Toledo del año 657 al 667. Estudió en Sevilla, bajo la tutela de San Isidoro, y entró a la vida monástica en la orden de San Benito, huyendo de sus padres, nobles que se oponían a su vida sacerdotal. Posteriormente sería elegido abad de Agalia, en el río Tajo, cerca de Toledo.

Unificó la liturgia en España y escribió numerosas obras de carácter litúrgico y dogmático, particularmente sobre la Virgen María. Gran devoto a la Virgen, un milagro narra que se le apareció en la catedral de Toledo, imponiéndole una casulla, Sus escritos tuvieron gran influencia en la iglesia de su tiempo. Se representa con mitra, pluma, libro y báculo)

Hay datos que atestiguan que en el solar donde se encuentra la iglesia hubo anteriormente, en tiempos visigodos, una iglesia cristiana visigoda que estaba dedicada al presbítero Saturnino, emplazamiento que más tarde, en época musulmana, acogió a una mezquita y unos baños árabes. Todos estos datos se corroboran por las prospecciones del subsuelo realizadas a la hora de cimentar la edificación.

 


 

El estilo de su edificación es el neoclásico, el habitual del momento, y como curiosidad hay que resaltar que es el único templo sevillano que consta de dos torres en su fachada, lo que lo hace muy identificable, amén de los colores utilizados, albero y algrama, los dos colores más representativos de Sevilla, y que tiñen imnumerables edificios de la ciudad.

La portada principal, la iglesia consta de dos, está situada a los pies del edificio. En primer lugar obesrvamos una reja que da paso a un atrio entre las dos torres que da paso al templo. La portada consta de dos cuerpos, el inferior con una puerta franqueada por un par de columnas jónicas a cada lado sobre las que se dispone un entablamiento con pilares pequeños que se rematan con jarrones de piedra. En el cuerpo superior, tras estos pilares se colocan un trio de columnas corintias a cada lado de una hornacina donde se muestra la imagen de San Ildefonso, titular de la parroquia. Sobre la hornacina un frontón curvo partido que aloja las insignias del santo.

 


 

Las dos torres, a los lados de la fachada, constan de 3 cuerpos, decreciendo su sección de forma ascendente, el primero es cuadrado con columnas blancas jónicas; el central es octogonal con columnas blancas corintias, y el tercero es circular, tambien con columnas blancas corintias.

La otra portada de la Iglesia está situada en la nave del evangelio, es más pequeña que la principal. La forman un arco escarzano con dos columnas toscanas a cada lado de la puerta, estas columnas sostienen una cornisa con un segundo cuerpo en el que figura una placa de mármol y sobre ella un frontón clásico.

Al lado de la segunda portada un azulejo de Nuestro Padre Jesús Cautivo, imagen que se verena dentro de la iglesia y que hace de la misma un centro de peregrinación en las fechas en las que el Señor está en veneración.

 


 

El interior de la iglesia nos muestra una disposición de tres naves, siendo la central de mayor altura que las laterales, con crucero y presbiterio. Las naves se separan mediante pilares cuadrangulares que llevan adosados pilastras jónicas cajeadas en los frentes de la nave principal y el crucero.

La nave central y el crucero están cubiertas con bóveda de cañón con lunetos, las naves laterales se cubren de bóveda de aristas, y la unión de la nave central y el crucero con cúpula, sobre pechinas, que consta de tambor y linterna.

No dispone de retablo mayor el presbiterio, este cubierto con bóveda de cañón con lunetos. Al fondo, sobre un arco rebajado sostenido por dos columnas jónicas de mármol rojo,  encontramos tres hornacinas con las imágenes de San Ildefonso en la central y San Pedro y San Pablo en las laterales. Fueron realizadas por Felipe de Ribas en 1637 y retocadas en el siglo XIX por Juan de Astorga. En el centro del presbiterio un templete neoclásico, 4 columnas de jaspe y sobre ellas una cornisa redonda con cúpula, realizada en 1841 por Juan Barrado. En su interior una imagen de la Inmaculada Concepción del siglo XVIII y anónima.

 


 


 

Desde el presbiterio, entrando en la nave del evangelio, en la cabecera vemos el retablo de la Virgen del Coral, un retablo neoclásico de Bartolomé de Pina y Antonio Barrado del siglo XIX. Está formado por banco, cuerpo y ático. 

La Virgen del Coral es una de las representaciones más antiguas de la ciudad, del siglo XIV, al igual que la Virgen de la Antigua en la catedral o Nuestra señora de Rocamador que se encuentra en La parroquia de San Lorenzo, y su nombre deriva de un trozo de coral que el Niño Jesus tiene en sus manos en el lienzo.

 




Junto a ese retablo, en el paño de la nave un cuadro de las ánimas del purgartorio

El primer retablo del muro del evangelio es el de Nuestro Padre Jesús Cautivo, una talla anónima del siglo XVIII con una gran devoción popular en la ciudad, formándose largas colas los viernes para venerar a la imagen. El retablo es del siglo XIX y consta de banco, un cuerpo con tres calles y ático. Bajo la imagen del Cristo, en una hornacina, tenemos una escultura anónima representando a la Santísima Trinidad.

El origen de la devoción a Jesús Nazareno Cautivo y Rescatado dio lugar al nacimiento de un nuevo modelo iconográfico. El momento de la Pasión se localiza en la Torre Antonia, entre el momento en que fue presentado al pueblo y el inicio del camino hacia el Calvario.

 




La imagen del Redentor se muestra frontalmente, con la cabeza levemente girada e inclinada hacia su derecha. Aparece con expresión serena, humilde, intimista y bondadosa; tez morena, cabellera natural, coronado de espinas, con potencias, maniatado y con los pies descalzos. suele vestir túnica morada, cordón de oro que cuelga desde el cuello, circunda la cintura como cíngulo, ata las manos y se deja caer hasta los pies. Luce en pecho y espalda un escapulario blanco con la cruz patada de la Orden de la Trinidad.

A continuación observamos el altar capilla de la Virgen de los Reyes, patrona de los sastres, de estilo neoclásico. (cuenta la leyenda que estando San Fernando asediando Sevilla una de las banderas que tenía una imagen de la Virgen sufrió daños por un ataque de tropas árabes. Finalizado el ataque los sastres que acompañan la expedición cristiana propusieron al monarca coser y restaurar la bandera, a lo que el rey se negó, aduciendo que sería el quien repararía los daños, pues para reparar a una reina lo adecuado sería que el trabajo lo realizase un rey. Ya conquistada Sevilla, los sastres decidieron erigir una Hermandad poniendose bajo el amparo de la Virgen de los Reyes, la imagen que lucía el estandarte que sufrió daño, la cual se proclamó patrona de los sastres)


 

Preside la imagen de la Virgen de los Reyes patrona de los sastres, imagen mariana de estilo fernandino, sedente y con el Niño en el regazo (igual iconografía que la patrona que se verena en la Catedral), es una talla anónima del siglo XVI, sobre ella, en un dosel el texto "PER ME REGES REGNANT" (por mi reinan los reyes, frase del libro de los Proverbios (capítulo 8, versículos 15-16). Por mi mandan los príncipes y los grandes hacen justicia). A sus lados se encuentran los dos reyes santos que ha tenido Sevilla en su historia, San Fernando y San Hermenegildo, siendo estas dos imagenes de Pedro Roldan, realizadas en 1874. En el ático figura la imagen de San Mateo, y en el banco, en una hornacina, san Marcos.

Frente a este altar, en el pilar, hay una imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

A continuación vemos un retablo pequeño con una imagen de la Virgen de Fátima, y sobre ella un cuadro de Ignacio de Ríes, del siglo XVII, representando a la Inmaculada Concepción.

Sigue un retablo decicado a san Antonio de Padua con una imagen suya.
 
 

 

A los pies de la nave una piedad del siglo XVII dentro de una vitrina de madera y cristal.

Pasando a la nave de la epístola, desde los pies de la misma podemos apreciar

En primer lugar, tras una reja metálica, es la capilla bautismal. con planta rectangular y bóveda semiesférica. En su interior hay un retablo neoclásico con un relieve de Juan Martínez Montañés de 1609. El relieve muestra las dos trinidades, en la parte superior Dios Padre y el Espíritu Santo, representado por una paloma, observan la parte inferior con Jesús, María y San José. La Trinidad terrenal se manifiesta en horizontal en la parte inferior, mientras la Trinidad celestial se dispone en vertical en la parte central del relieve.

En el muro contrario una hornacina contiene una escultura de la Santísima Trinidad, se desconcoce el autor y su datación.

El siguiente retablo es de estilo neoclásico con mármoles negros, rojos y blancos, en su interior se muestra una imagen de San José.

 



A continuación vemos el Altar de Santa María Magadalena, y un poco más adelante una Virgen de los Dolores realizada por Cristobal Ramos. Frente a ella, en la columna una talla de la Inmaculada Concepción.

Observamos después el retablo de la Visión de San Cayetano, donde una escultura muestra el momento en que la Virgen María entrega al Niño Jesús al santo, que aparece de rodillas frente a ella. Corresponde el conjunto al sigo XVIII

 


 

Otro retablo neoclásico nos muestra a Nuestra Señora de la Soledad en su Esperanza, imagen de Juan de Astorga  de 1840. En el banco una talla del Niño Jesús en una hornacina

En la cabecera de la nave, junto al presbiterio el retablo de la imposición de la casulla a San Ildefonso, neoclásico y también de mármol, realizado en el siglo XVIII. El ático muestra a la Sagrada Familia, y en el banco hay un crucificado de márfil con una Virgen a sus Pies.

La escena de la imposición de la Casulla a San Ildefonso proviene de una leyenda toledana,

" Una noche de diciembre, se dirigía junto con unos clérigos a la Iglesia mayor de Toledo, situada en el lugar que hoy ocupa la Catedral. Al acceder a la oscura nave, tras abrir el pesado portón, descubrieron que una intensa luz emanaba del altar, sobre la silla del Obispo.

En este momento, todos sus acompañantes huyeron despavoridos, al observar que la luz brillaba y se movía con gran intensidad. Ildefonso, no sintiendo miedo, se aproximó al altar y pudo observar que la luz provenía de la Virgen María, acompañada de un nutrido grupo de ángeles que entonaban cantos celestiales.

 


 

La Virgen hizo una señal a Ildefonso para que se aproximara y éste, arrodillado ante tal presencia, escuchó que le decía:

“Tu eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería.”

Y tras haber pronunciado estas palabras, fue la misma Virgen quien impuso la casulla sobre Ildefonso, dándo instrucciones de utilizar la prenda sólo en las festividades dedicadas a Ella.

En la Catedral de Toledo, aún se puede observar, protegida por una recia reja, la piedra en la que la Virgen puso sus pies cuando se apareció a San Ildefonso. (extraido de la página https://www.leyendasdetoledo.com/la-casulla-de-san-ildefonso/)"

 

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