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La calle de Barrabás - Leyenda




 
Nos vamos al Barrio de Santa Cruz, que tantas leyendas e historias ha legado a Sevilla. En este barrio existió en su día la calle llamada de Barrabás, nombre que permanecio en el nomenclator de la ciudad hasta el año 1840, y que fue sustituido por el de Lope de Rueda. Es la calle paralela a la calle Santa Teresa, que va desde la plaza de Alfaro, tras un giro de 90 grados a la derecha, a desembocar en la calle Santa Teresa.Hay una leyenda que nos explica el motivo de este curioso topónimo.
 
Al parecer, en la calle vivía la noble familia de los Melgarejo, la calle incluso llegó a conocerse como la calle de los Melarejos. En el siglo XVII, la casa familiar la habitada por don Fernando Ortiz de Melgarejo, Caballero Veinticuatro del Cabildo Municipal. lo que hoy denominamos ediles o concejales del Ayuntamiento.
 

 
 
Don Fernando llevaba una vida disoluta, un inmoral, cuya vida giraba en torno al juego, el vino, pendencias y amoríos. Amén de ello, era una persona de carácter agrio y difícil trato, que consideraba al resto del mundo de categoría inferior a la suyaSe casó con doña Luisa Maldonado, de noble familia, pero no no por ello renunció a aventuras extraconyugales, manteniendo relaciones carnales con doña Dorotea Sandoval, dama de alta cuna y también casada, algo no poco habitual en la época y sobre lo cual se hacía la vista gorda.
 
El problema surge cuando don Fernando, llevado por su soberbia, sobradamente conocida, alquila un balcón de la calle Cuna, frente a la calle de Cerrajería, para ver, junto a su amante, la procesión del Corpus Chisti, una actitud que, por chulesca e inadecuada, escandalizó a la sociedad sevillana.
 


 
Evidentemente el suceso se convirtió en la comidilla de toda Sevilla, llegando, como es normal, a oidos de la esposa ultrajada, que tomando cartas en el asunto, para salvaguardar su honor del ultraje recibido, hizo envenenar a la amante de su esposo.Como respuesta, don Fernando, más preocupado de su imagen que de la muerte de su amada decidió cortar de raiz el asunto, mandando asesinar a su esposa. A raiz de estos hechos al de melgarejo se le conoció en Sevilla como Barrabas, tomando la calle el nombre del dicho popular con el que los sevillanos definian al sujeto.
 
El asunto no quedó en esto, pues más adelante, don Bernardo de Sandoval, viudo de doña Dorotea tuvo un encontronazo con don Fernando, según cuentan en la calle Escarpín, próxima a la plaza de San Pedro, retándolo a duelo en el cual el infame Barrabas encontro la muerte.
 



 
 
El hecho fue recogido en una copla de la época que decía:
En la calle de Escarpín
mataron a Barrabás.
Si vives como él vivió
lo mismo que él morirás.
 
A destacar que en esta calle existe un singular edificio muy interesante, el palacio de los marqueses de Pickman, residencia de Charles Pickman, propietario de la fábrica de cerámica de La Cartuja de Sevilla.La portada que figura en esta calle, de estilo plateresco pertenecía al palacio de los Aranda, situado en Úbeda, desde donde fue traída, piedra a piedra.
 

 
 
Otro detalle singular de este mismo edificio es la existencia en la fachada hacia la plaza de Alfaro, de la llamada reja del Diablo. Se trata de una estructura que, según los expertos, era imposible que se realizara con los medios técnicos que existían en la época; de hecho, hay muy pocas rejas similares socumentadas,y por ello la fantasía popular atribuye su realización al demonio por su gran complejidad. La particularidad de esta reja estriba en el entrelazado de los barrotes vertical-horizontal-vertical que, tras algunas pruebas realizadas, tan solo sería posible llevar a cabo manteniendo el conjunto al rojo y con varios hombres fuertes empujando cada barra que se insertara.
 

 

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