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¿ Porqué Fernando IV es llamado el Emplazado ?


 


Son muchos los monarcas conocidos por un sobrenombre, “el Santo”, “el Bravo”, “el Sabio”, “el Hechizado”, “el Deseado”.... todos estos apodos hacen alusión a características que se atribuyen al personaje, y les sirven para hacerse un lugar en la lista de reyes a la hora de recordarlos. En este caso hablamos de “el Emplazado”, un apelativo cuando menos curioso y que tiene un porqué que nada, como siempre, entre la realidad y la leyenda, La historia entrelaza al monarca con dos hermanos, “los Carbajales” acusados de haber dado muerte al valdo del Rey.

Se cuenta que el valido del monarca Fernando IV, Juan de Benavides, saliendo de una posada de Palencia, fue asaltado por dos varones embozados que le dieron muerte. Nadie pudo identificar a los autores, era de noche, iban cubiertos, el ataque fue realizado con rapidez, y los autores huyeron del lugar sin dejar rastro.


Pasado el tiempo Fernando IV inicio la guerra con el reino nazarí de Granada, y para poder realizar el asalto con garantías era preciso antes tomar la plaza de Alcaudete, para así tener controlado los distintos flancos y evitar desagradables ataques por la retaguardia. A tal fin las tropas del rey acamparon en Martos (Jaén), lugar desde donde se realiaría el ataque a Alcaudete.

Al campamento del Rey llegaro dos hermanos,los hermanos Carvajales, Pedro y Juan de Carvajal, caballeros que deseaban unirse a las huestes del rey para guerrear contra el moro. Sobre estos dos hermanos había sospechas de haber sido los culpables d ella muerte del valido en aquella noche Palentina, si bien eran meras conjeturas sin ninguna prueba o base que pudiese culparles de forma definitiva.

El Rey, ante estas sospechas las tomó por buenas y condenó a muerte a los dos hermanos, los cuales provlamaron su inocencia sin que ello sirviese para hacer cambiar al rey de idea, es más. Este ordenó que el castigo se ejecutara de forma inmediata para servir de escarmiento.


La parte más macabra de la historia es la forma en que se decidió que se ejecutase la pena, ambos hermanos serían introducidos en dos jaulas de hierro con cuchillas y clavos en su interior, y serían depeñados por el precipio d ella Peña de Martos, asegurando así una muerte segura, cruel y poco digna de caballeros.

En aquellos tiempos era habitual apelar a los “Juicios de Dios”. Era esta una forma de obligar al emplazado a realizar una serie de pruebas que, de salir airoso, demostrarían que no mentía o que no había realizado acto reprobable, el objeto era verificar la culpabilidad o inocencia de un reo a falta de pruebas en un sentido u otro. Se les hacia mantener en la mano brasas, cuyas heridas debían curar en determiandos días, o demostrarían la culpabilidad del emplazado, debían andar sobre brasas, enfrentarse a aquel a quien señalaban o condenaban, en fin, pruebas dolorosas y crueles al objeto de saber si la divinidad apoyaba al sujeto o no.

Los hermanos Carvajales empleazaron a Fernando IV a comparecer ante el Juicio de Dios en un plazo de 30 días a contar desde la ejecución de la sentencia.

El rey enfermó días depués pero se recupero para estar sano en la fecha en la cual había sido emplazado, burlándose de los hermanos y dando a entender que había superado la fecha. Pero la historia cambió, el joven rey de solo 27 años apareció muerto en su cama en la tarde del día indicado, sin que hubiese causa que justificase el fallecimeinto.


 

Con ello se cumplió el emplezamiento de los hermanos que demostraron, según la costumbre de antaño, que el rey había errado en la condena, pues había fallecido en la fecha indicada, entendiéndose con ello que Dios le había dejado de la mano por una sentencia injusta.

Como hemos dicho la historia navega entre la verdad y la ficción, como casi todas las histria de la oscura Edad Media, muchas de las cuales surgen en siglos posteriores en un intento de entender o de acoplar datos o hechos de los cuales no se dispone de infromación, el romanticismo y la recuperación de la Edad Media como una época luminosa dio lugar a muchas leyendas inverosímiles de las cuales en Sevilla disponemos de varias. Pero aún así estas historias son tomadas como válidas, e incluso Fernando IV, a pesar de las dudas, aparece siempre en los manuales y estudios sobre su figura con el sobrenombre de “el Emplazado”.

Entre los emplazamientos más famosos está el que Jacques de Morlay, Gran Maestre dela Orden del Temple, lanzó contra aquellos que al acusarlo provocaron la caida de la Orden y su propia muerte en la hogera. el 18 de marzo de 1314 Morlay moría en la pira ante la catedral de Notre Dame de París.

Por motivos políticos y económcios el Papa Clemente V y el monarca Felipe IV de Francia habían decretado el encarcelameinto de los miembros del Temple, la maniobra era acabar con la orden que había adquirido un papel importante en la política del siglo XIV. 

Morlay, en la pira se declaró inocente y emplazó a Clemente V, Felipe IV y Guillaume de Nogaret, que también intervino en la falsa contra la Orden, al Tribunal de Dios. Y efectivamente, antes de un año los tres intervinientes habían fallecido, dando con ello la "razón" al Gran Maestre, y declarando culpables a los tres fallecidos.


 


 

 

 

 

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