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* Historia de Sevilla IV - Sevilla Cristiana

Historia de Sevilla I - Tarttesos y Roma
Historia de Sevilla II - La Sevilla Visigoda
Historia de Sevilla III - La Sevilla Islámica
 
La conquista de Sevilla, por parte de las tropas capitaneadas por Fernando III el Santo, comienza en mayo de 1247. Tras haber tomado Córdoba (1236) y Jaén (1246) el rey Santo se encamina a Sevilla tomando las poblaciones de Carmona, Lora y Alcalá, y colocando su campamento cercano a la ciudad hispalense.

Fernando entendió que para poder tomar Sevilla era preciso controlar el acceso al río, salida natural de la ciudad y punto menos vulnerable de su defensa. Para ello ordenó a Ramón de Bonifaz, almirante de la flota que, ascendiendo desde Sanlúcar de Barrameda, cortase las defensas que la ciudad tenía en el río. A día de hoy se duda si el ataque de Bonifaz se realizó en sentido norte-sur o sur-norte, realmente curioso desconocer este dato, ambas posibilidades plantean numerosas incógnitas y dificultades, pero el caso es que la flota consiguió romper el puente de barcas sito en lo que hoy es el puente de Triana, junto al Castillo de San Jorge, y la cadena que, partiendo de la torre del oro hacía Triana, evitaba el ascenso por el río.

El corte de suministros de la ciudad a través del aljarafe amén del corte de suministro de agua a través de los caños de Carmona dieron como resultado la capitulación de la ciudad en noviembre de 1248, quince meses después del inicio del asedio.

Tras la entrega de la ciudad Fernando III entró en ella a través de la puerta existente en la actual calle goles; se expulsó de Sevilla a los moros y, quedando semi vacía la ciudad por ello, se trajeron familias castellanas para repoblar Sevilla. El Rey Santo repartió tierras entre los nobles y ordenes militares que le habían ayudado en la conquista y nombró los puestos representativos de la ciudad, Cabildo, Alguacil Mayor, Jurados... Para el puesto de obispo eligió a su propio hijo Felipe de Castilla, pero este enamorado de una noble noruega abandonó el cargo y fue sustituido por Don Remondo.

Asimismo Fernando III dispuso la organización de la Iglesia, ordenó purificar la Mezquita que convirtió en Templo Cristiano, procedió a crear la diócesis, creo y dotó económicamente al cabildo. San Fernando ordena, a su llegada, cristianizar los templos, incluida la Mezquita, pero cuando siglo y medio después esta está en estado de ruina, el cabildo catedral decide erigir una nueva construcción en el mismo lugar, dando lugar a la famosa frase "fagamos y catedral tal, que los siglos venideros nos tomen por locos"

Mientras, don Remondo realizó la división parroquial que tituló, consagró y estableció las parroquias en los lugares mas convenientes, tuvo la facilidad de que por cesión regia pudo disponer de bastantes mezquitas para ello, estableciendo como "unidad" de división la collación. Los nombres elegido por Don Remondo para retitular los templos abarcan toda la historia de la iglesia universal, ángeles ya arcángeles ( San Miguel ), patriarcas y profetas (San Juan Bautista), apóstoles y evangelistas ( San Andrés, San Pedro..), Mártires (San Bartolomé, San Lorenzo..) Pontífices ( San Nicolás, San Martín..), vírgenes y viudas (Santa Marina, Santa Catalina..).

Curioso el detalle de que posteriormente, cuando surjan las hermandades, muchas de ellas serán designadas por el nombre de la parroquia donde se erigen, llegando a primar sobre las advocaciones los nombres que hoy debemos a Don Remondo.

Antes de la conquista de Sevilla las ciudades de Burgos y Toledo, de gran raigambre en lo que respecta a mantener la corte, eran las principales villas, una vez Fernando III establece su corte en Sevilla, es esta la ciudad que prevalece sobre el resto de dominios cristianos. San Fernando permanece en Sevilla hasta su muerte, el 30 de mayo 1252 (tras su canonización en 1671 esta fecha se erigiría como la de su festividad ) ciudad donde se conserva su cuerpo incorrupto, en la Capilla Real de la Santa Iglesia Catedral, a los pies de la patrona de la Archidiócesis, Ntra. Sra, de los Reyes, imagen que cuenta la tradición acompañaba el Rey Santo en sus conquistas..

Al fallecimiento de Fernando es su hijo Alfonso X el Sabio ( Toledo 23.11.1221 - Sevilla 4.04.1284 ) quien es nombrado rey. Alfonso rotará la capital entre Burgos, Toledo y Sevilla. Se edifica la Parroquia de Santa Ana en Triana, el palacio gótico de los Reales Alcázares, su hermano don Fadrique ordena construir la torre que lleva su nombre, de la cual se ha hablado en otro post. Alfonso edificó varias iglesias en Sevilla, creo el germen de la actual universidad hispalense.

Alfonso X es el monarca que concede a Sevilla el emblema de NO-MADEJA-DO que hoy forma parte de la bandera de Sevilla a instancias del apoyo de la ciudad a su causa cuando su hijo Sancho IV el Bravo se levantó en armas para obtener la corona real; hay que recordar que muerto el primogénito de Alfonso su segundo hijo, Sancho, se adjudicó la sucesión de su padre, mientras éste optó por nombrar heredero al hijo de su primogénito fallecido, lo que originó violentas disputas entre padre e hijo. ( curiosamente la bandera de Sevilla lo es desde 1990, designada como tal tras un concurso previo a la Expo'92, Sevilla no podía afrontar tal evento sin una enseña que la representase ). 

Alfonso X también, como su padre Fernando y su madre, Beatriz de Suabia, está enterrado en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, como también están, en este caso en la cripta de la capilla, enterrados otros monarcas como Pedro I el Cruel o Justiciero.


Se suceden los monarcas y algunos de ellos, caso de Pedro I establecen la corte en Sevilla, aunque en mayor o menor medida todos pasan periodos en la ciudad y comparten capitalidad con otras ciudades. Hasta la llegada de los Reyes católicos y el descubrimiento de América, que da lugar a la entrada de la edad moderna, los sucesivos reyes son:
Alfonso X
Sancho IV
Fernando IV
Alfonso XI
Pedro I
Enrique II
Juan I
Enrique III
Juan II
Enrique IV
Isabel I

Asimismo la ciudad vive épocas convulsas y grandes catástrofes. Al abrirse el comercio con oriente Sevilla, único puerto fluvial es ciudad de destino de comerciantes italianos y flamencos, convirtiéndose Sevilla en una de las orbes más importantes del reino. Pero no todo podía ser favorable, las epidemias, en concreto la de 1348 de peste negra, un terremoto en 1355 y los sucesivos periodos de crisis económica por falta de alimentos dejaron muy menguada la población de Sevilla. 

La frustración social se orientó contra los judíos y la judería fue asaltada en varias ocasiones originando víctimas mortales y heridos que dieron como resultado el abandono de su población de la ciudad, Sevilla que había sido la ciudad de las tres culturas, cristiana, judía y musulmana, perdía una de ellas, mérito atribuible a las nefastas predicaciones incendiarias del arcediano de Ecija.

El siglo siguiente significó para Sevilla la cara de la moneda, su población se estabilizó e incrementó, se convirtió en la mayor urbe del reino, tenía una importante industria y astilleros de primer orden. Tan importante fue en esos momentos que desde Sevilla se pone en marcha el Tribunal de la Santa Inquisición, realizándose en la ciudad el primer auto de fe. Desde Sevilla se planifica el final de la Reconquista y la toma de Granada por los Reyes Católicos. 





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