La Casa de Pilatos, realmente denominado Palacio de San Andrés, es un palacio situado en Sevilla y que hoy pertenece a la Casa Ducal de Medinaceli. Es uno de los edificios más importantes de la arquitectura
civil andaluza del siglo XVI y en el se combinan los estilos renacentista italiano y el mudéjar español, pues fueron varias las reformas entre el último tercio del siglo XV y el siglo XVII.
El matrimonio en el S. XV de Pedro Enriquez de Quiñones, del linaje de los Trastamara, pues era descendiente de Fadrique de Castilla, hermanastro de Pedro I, y a su vez hermanastro de Juana, madre de Fernando el Católico, con las hermanas Beatriz y Catalina de Ribera, cuyo linaje procedía de Galicia y fueron designados Adelantados Mayores de Andalucía, surge el linaje de los Enriquez de Ribera; Marqueses de Tarifa (1514) y Duques de Alcalá de los Gazules (1558)

En 1625 una de las decendientes del linaje, Ana María Luisa Enríquez de Ribera Portocarrero y Cárdenas, V Duquesa de Alcalá de los Gazules, casó con Antonio Juan Luis de la Cerda, VII Duque de Medinaceli, y es así como el linaje de ella, y sus propiedades, pasaron a la Casa Ducal de Medinaceli, que a día de hoy es la propietaria del inmueble y los títulos
A finales del S. SV, Pedro Enriquez y su esposa adquieren unas fincas en Sevilla que habían sido confiscadas en 1483 por la inquisición. El precio a pagar es altísimo para aquel momento, unos 32.000 maravedies, y viene provocado porque esta finca es la única, junto con el Alcazar de Sevilla, que dispone directamente de agua proveniente de los Caños de Carmona.
El palacio, amén de su calidad arquitectónica, que es indudable, es un gran museo donde se pueden observar algunas obras de arte como estatuas en mármol del S. I d.c.. que son réplicas de esculturas griegas del siglo V a.c.; como la Atenea de Médicis, única en el mundo que permanece con la cabeza original; la Diosa Ceres o Diosa de la Fortuna; también figura en el palacio, concretamente en la Capilla de la Flagelación, única estancia que se conserva como tal del edificio de Pédro Enriquez, una columna de jaspe que, según la tradición, fue aquella en la que Cristo fue azotado.

El Palacio se desarrolla en su conjunto durante tres etapas
1483-1505 Inicio por Pedro Enriquez y a su fallecimiento en 1493 por su esposa Catalina hata su muerte en 1505
1526-1539 Continuación por el hijo de ambos, Fadrique Enriquez de Ribera
1568-1571 Culminación por el sobrino de este útimo, Per Afán de Ribera
Para entender la proliferación de palacios en la ciudad hay que tener presente el momento en el que se erigen. Tras la conquista de Sevilla y la paz con el musulmán la nobleza ya no tenía la necesidad de vivir en castillos, aprestados a la guerra en cualquier momento, la nobleza de urbaniza, traslada sus domicilios a las ciudades y levantan casas que demuestran su poder su su prestigio. Un detalle que se da en todas las casas palacios de Sevilla, Pilatos, Dueñas, Lebrija.. es la doble construcción, se hacen dos plantas, iguales en distribución, la inferior para el verano, así la superior protegía de las inclemencias del sol, mientras la superior era usada en invierno al objeto de la inferior protegiese de la humedad y las lluvias.

En la primera etapa se realiza un palacio de características mudéjares, siguiendo las normas arquitectónicas del momento.
Su hijo Fadrique realiza entre 1528 y 1520 un viaje de peregrinación a Tierra Santa, el cual aprovecha para atravesar Italia, quedando impresionado por las obras renacentistas vistas en la península italiana, a su regreso a Sevilla realizó obras de ampliación en solares adquiridos al efectos, combinando el arte renacentista italiano con la obra inicial de su padre de estilo mudéjar.
Hay que resaltar que tras su regreso de Tierra Santa Fadrique no solo acercó la arquitectura italiana a Sevilla, trajo consigo también una idea que, a la postre, iba a ser aún más importante para la ciudad. El noble observó que en Tierra Santa se realizaba un acto piadoso rememorando la Pasión de Cristo, se realizaba una procesión desde el Palacio de Pilatos hasta el Gólgota, el monte donde fue crucificado Jesús.

Porteriormente su sucesor, su sobrino Per Afán de Ribera realizó obras en el edificio. Per Afán, Virrey de Napoles, y gran coleccionista de arte contrató a arquitectos italianos que modificaron el edificio para poder exponer su ingente colección de obras de arte. El edificio fue modificado en base a la colección de arte, no como era habitual, que esta se adaptase al edificio existente
El palacio ocupa, junto al anexo convento de San Leandro, gran parte de la manzana que se extiende entre las calles Caballeriza, San Esteban e Imperial. Antiguamente el palacio estaba conectado con la aledaña Iglesia de San Esteban con una pasarela sobre la fachada principal, práctica esta muy habitual que facilitaba a la nobleza asistir a los ejercicios religiosos con los privilegios que le otorgaba su posición social; a cambio estos nobles eran benefactores de esas parroquias y algunos de ellos están enterrados dentro de estos templos.

En estos años el palacio fue residencia de la familia pero a finales del XVIII la casa ducal se traslada a Madrid, como el resto de la nobleza y el palacio languidece. En el XVIII la arquitecta mudéjar no era el estilo preferido dela nobleza, pero cuando en el XIX se pone en valor este estilo, la Casa Ducal gira sus ojos hacia este palacio y vuelve a ser residencia, si bien temporal, de la familia. Más adelante se realizan reformas de gusto romántico, tan en boga en el XIX y a partir del XX se comienza a rehabilitar y el palacio entra a formar parte de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli

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