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Fernando IV - "el Emplazado"

 

Fernando IV, llamado “el Emplazado·, nació en Sevilla en 1285, y falleció en Jaén en 1312. Fue rey de Castilla desde 1295 hasta su muerte. Era hijo de Sancho IV “el Bravo” y de María de Molina, por ello nieto de Alfonso X “el Sabio” y su esposa Violante de Aragón. Asimismo era padre de Alfonso IX de Castilla, y abuelo de Pedro I“el Cruel o el Justiciero” y de Enrique de Trastamara.

Cuando su padre murió tenía solo 10 años, su madre, María de Molina, reina viuda se encargó de su crianza, mientras la tutoría era asumida por el infante Enrique de Castilla, “el Senador”, hijo de Fernando III de Castilla, el cual era bisabuelo del niño.

Su madre se encargó de desactivar varios conatos de destronar a Fernando mientras este no era mayor de edad. Más adelante su tío el Infante Juan de Castilla “el de Tarifa”, en unión de Juan Núñez de Lara, con el apoyo del nieto de Fernando III don Juan Manuel ( noble y escritor, al que debemos entre otros “El libro del Conde Lucanor” ) intentaron arrebatarle el trono.


Fernando IV continuó la reconquista iniciada por sus antepasados, pero no tuvo la fortuna que esperaba, llegando a conquistar Gibraltar en 1309 o Alcaudete en 1312, habiendo de reconocer también que falleció muy joven, a los 26 años.

Su padre contrajo matrimonio con su tía segunda María de Molina en 1281 , hija del infante Alfonso de Molina y Mayor Alfonso de Meneses y nieta del rey Alfonso IX de León y Berenguela de Castilla. De este matrimonio nacieron siete hijos. Cuando nació Fernando sus padres no disponían de despensa que legalizase esa unión, por lo que su madre hubo de ejercer la tutoría y afrontar numerosos problemas para que su hijo no fuese despojado del trono, habida cuenta de que en esos momentos parte de la nobleza se inclinaba a favor de sus primos, los Infantes de la Cerda, que reclamaban el trono desde que Sancho IV se lo arrebatase tras la muerte de su padre, lo cual significó un periodo muy convulso en la historia de Castilla. Fernando fue proclamado rey en Toledo y juró, nada más morir su padre, guardar los fueros del reino, pero poco importo esto a gran parte de la nobleza y a sus propios familiares, porque pronto comenzaron a crear un mal clima en contra del joven rey.


La política de alianzas para mantener al futuro rey en el trono se cimenta en los tratados alcanzados con Francia, lugar donde se refugian los Infantes de la Cerda, lo que permite restarles apoyos; también en los acuerdos con Jaime II “el Justo” que en 1291 acaba de ascender al trono de Aragón, y por último en la unión con el reino de Portugal, pactándose el matrimonio entre Fernando y la infanta portuguesa Constanza.

Las amenazas provenían de dentro del reino, y también del exterior, ante las revueltas y el clima de guerra civil hubo de pagarse un gran coste económico y y político para poder contrarrestar la fuerza de los cabecillas, entregando tierras y villas.

Jaime II aprovecho la minoría de edad del rey para, aliado con el reino musulmán de Granada, apoderarse del reino de Murcia, apoyando a Alfonso de de la Cerda como pretendiente al trono de Castilla. A esta revuelta se unió el infante Juan, hermano de Sancho IV, también Navarra y Portugal estaban dispuestas a mejorar sus fronteras.


La peste se alió con Fernando, diezmó los ejércitos que se habían confabulado contra él, y ese respiro permitió a su madre negociar con Portugal, ratificando el acuerdo de matrimonio de Fernando y Constanza y también el de su hermana Beatriz con el futuro Alfonso IV rey de Portugal.

Las Cortes apoyaban a Fernando en Valladolid el año 1298, como en 1296 lo hicieron las reunidas en Palencia, y aprobaron dotar fondos para pagar las bulas que legitimarían el matrimonio de sus padres, en 1301 llegaron las bulas a Castilla, legitimando por ello a Fernando como rey al ser valido el matrimonio de sus padres.

Con ello el clima se serenó la nobleza, e incluso los pretendientes al trono, perdidos sus apoyos, renuncio a sus pretensiones. La nobleza reculo y, próxima la mayoría de edad de Fernando, le apoyaron en su inicio de reinado, al que pudo llegar gracias a la habilidad de su madre.


A partir de entonces quien obtuvo el favor del rey fue, en decremento de su madre, el nuevo mayordomo, Juan Núñez de Lara, su hombre de confianza, tal fue la influencia de este personaje, y del Infante Juan, tío del rey, que este pidió cuentas de su tutoría a su madre antes las cortes en Medina del Campo.

Una vez accedió al trono Fernando tuvo los mismo problemas que tuvo su madre, nobles descontentos, asonadas, conspiraciones, don Juan Manuel, Diego López de Haro, Señor de Vizcaya, el infante enrique, cada cual hacía y deshacía en su propio interés, firmando acuerdos o pactando matrimonios de conveniencia, menoscabando la autoridad del monarca

La disputa entre Castilla y Aragon se arregló con el arbitrio del rey de Portugal, el obispo de Zaragoza y el infante Juan, el punto principal de la sentencia de arbitraje, firmada en Tordesillas en 1306, era acuerdo era confirmar la corona de Castilla a favor de Fernando IV. Este acuerdo no pacificó el ambiente, siguiendo las rencillas y luchas entre Fernando y el grupo de nobles ya indicado.

Juan Núñez de Lara se reveló, Fernando no pudo hacerle frente y hubo un nuevo acuerdo, el resto de nobles viendo la debilidad del rey impusieron nuevas condiciones. El rey había perdido la mano ante la nobleza que se unió contra el, y este buscaba un golpe de gracia intentando conquistar Granada, pero no lo consiguió.

Pudo hacerse con Gibraltar, pero la traición o abandono de algunos nobles de la empresa real limito el éxito de las conquistas en esta guerra.


El afán de venganza le llevo a intentar acabar con los nobles que le habían sido infieles. El rey enfermó y su actitud y comportamiento asustó ala nobleza, llegando a su último año de vida preso d ella tuberculosis, enfermedad que también mato a su padre.

Antes de morir pudo conocer a su hijo, el futuro Alfonso XI el Justiciero, aunque también este sufrió de intentos de deponerlo del trono. En este caso, al igual que con Fernando, la tutoría la ejerció su abuela, doña Maria de Molina, entre los años 1312 y 1321, consiguiendo también que Alfonso salvase todos los obstáculos y llegase a ser rey

 

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